Se ha hecho público el balance de siniestralidad vial durante el pasado verano de 2023 y, nuevamente, tenemos que lamentar el aumento de víctimas mortales. Durante el último verano fallecieron 234 personas frente a los 227 fallecidos en el mismo periodo del pasado año 2022. Un 5% más de fallecidos en las carreteras españolas. Por lo que respecta a la siniestralidad vial infantil, durante el verano de 2022 fallecieron 2 menores. En 2023 han perdido la vida 6 niños y niñas menores de 14 años, un dato inaceptable que requiere de una reflexión profunda.
No son las sanciones lo que mueve a los padres y madres a proteger a sus hijos e hijas, sino la responsabilidad y la seguridad
Los niños y niñas son uno de los colectivos más vulnerables que transitan las vías de circulación. Algo está fallando cuando la siniestralidad vial infantil aumenta de manera tan elevada a pesar de la nueva Ley de Tráfico y el endurecimiento de las sanciones. Como indica María Jesús Esparza, pediatra de atención primaria y miembro de AESVi, “debemos seguir insistiendo a los padres, madres y adultos responsables de los menores para que extremen las precauciones en todos los desplazamientos, por cortos que sean los trayectos”. Debemos ser conscientes de que no toda la responsabilidad del aumento de la siniestralidad vial infantil recae sobre los padres y las madres, pues está claro que éstos buscan siempre la mejor manera de proteger la vida de sus hijos e hijas. No son las sanciones lo que mueve a los padres y madres a proteger a sus hijos e hijas, sino la responsabilidad y la seguridad. Por ello, las familias necesitan formación técnica sobre los dispositivos de seguridad en el vehículo y cómo utilizarlos de manera correcta para garantizar que cumplen su función protectora. “Los menores también son peatones y usuarios de bicicletas, patinetes y otros vehículos a motor, por lo que la formación a los padres y madres y de estos a los hijos se convierte en una pieza clave en la prevención de accidentes”, insiste Esparza.
Ante esta situación, los expertos nacionales e internacionales de la Alianza Española para la Seguridad Vial Infantil, AESVi, insisten una vez más en la urgencia de que desde las instituciones y administraciones públicas se haga una reflexión profunda de las causas de los accidentes y se pongan en marcha nuevos modelos de prevención basados en la investigación y en la formación técnica.
Protocolo PAS (Proteger – Avisar – Socorrer)
También resulta necesario formar a las familias acerca de la actuación adecuada cuando se produce un accidente de tráfico para que, en caso de sufrir un accidente o ser testigos, puedan poner en práctica el protocolo PAS (Proteger, Avisar, Socorrer):
- Proteger. Protegernos a nosotros mismos y a los demás para evitar que se produzca un nuevo accidente. Los testigos de un accidente deben estacionar su vehículo al menos a 10 metros del coche accidentado para no entorpecer la llegada de los servicios de emergencias y encender las luces de emergencia y de posición. Siempre hay que ponerse el chaleco reflectante antes de bajar del coche y hacerlo por la zona más segura. Antes de acercarse al vehículo hay que evaluar los riesgos y, si hay algún peligro (eléctrico, derrames, etc…), nunca hay que acercarse.
- Avisar. Llamar a los servicios de emergencias al número 112 y ofrecerles la mayor información posible acerca del accidente: localización (utilizando el GPS, por ejemplo), número de heridos, estado de consciencia, posibles peligros en la zona…
- Socorrer. Ayudar a los accidentados en la medida de nuestras posibilidades siguiendo siempre las indicaciones de los servicios de emergencias. No mover nunca a los accidentados ni quitarles el casco si se trata de motoristas o ciclistas, lo cual podría agravar las posibles lesiones. En caso de haber niños implicados en el accidente, si hay que sacarlos del vehículo debe hacerse siempre con su sillita, salvo en casos de riesgo inminente, y esperar a los servicios de emergencia.